Una entretenida historia navideña que había hecho para un evento pasado, espero les guste tanto como yo escribiéndolo.
-Amy, no puedes estar hablando en serio.- Expresó desconcertado el azulado, quedándose en la entrada por lo atónito que estaba. -Estamos hablando de EGGMAN.- Reclamándole a la eriza, resaltando el nombre del mencionado.
-Jo' vamos Sonic, ¿Qué es lo peor que podría pasar?.- Le respondía la rosada con suma alegría y tranquilidad, viendo además al erizo enamorada como era de costumbre verla.
-Se me ocurren muchas cosas...- El contrario respondía de forma casi inmediata, con una irritada expresión en su rostro acompañado de unos cansados ojos entrecerrados.
-Como sea. No te quedes ahí parado, ¡Entra!.- Sin dejarle margen de tiempo alguno al adolescente, la eriza con mucho entusiasmo tomó a su amado del brazo y lo jaló hacia ella, pudiendo escucharlo gritando "¡Hey!" en reacción a la sorpresiva acción que ella había provocado. Finalizando la escena con la puerta cerrándose, luego de que ambos hayan ingresado a la residencia.
Una vez dentro, el lugar estaba repleto de decoraciones navideñas bien puestas: Luces de colores, guirnaldas, cortinas y manteles con temática navideña, variados wisps con gorritos de elfo y, por supuesto, el gran árbol de navidad decorado con muchas luces de diversos colores y otros Wisps plastificados en miniatura como parte de su decoración, ubicado cerca de la ventana y junto a las escaleras las cuales llevan al piso superior.
Volviendo con Sonic, este simplemente se encontraba de brazos cruzados, recargado en una pared mientras observaba indiferentemente al tirano científico malvado de un mostacho sin igual, quien se encontraba sentado en el sofá de la sala, viendo a los otros dos chicos restantes que se encontraban en la misma casa, y portando esa característica sonrisa tan entrañable en su rostro, digna de ser la de un genio malvado.
-Sonic, ¿Por qué invitaron a Eggman?- Junto a Sonic, Knuckles le susurraba al azulado, con la misma indiferencia y una cierta confusión que este expresaba en su rostro.
El contrario le dirigió la mirada teniendo la misma confusión que el equidna expresaba, a lo que le respondió. -Si tú no sabes, yo menos... Según Amy, es para que arreglemos nuestras diferencias.- Susurrando, por supuesto; no querían que el resto escuchara su conversación.
-¿Qué están susurrando?.- Decía aquél tierno zorrito de doble cola, quien casualmente escuchaba la secreta conversación entre sus dos amigos, al llevar los recados hacia el refrigerador ya que se había olvidado que minutos antes se fue de compras, evidentemente asustándolos con su repentina presencia. -Entre buenos amigos no hay secretos.- Decía inocentemente, dedicándoles una sonrisa.
-Bueno, creo que ya te puedes imaginar de lo que estamos hablando...- Dialogaba el púas azul, mirando de reojo al doctor mostachón. -¿No se te hace raro?.-
-Pues sí, pero Amy dijo que no nos dará problemas, aunque tenga mis dudas confío más en ella.- El joven respondía con cierta seguridad, para poco después soltar un ligero suspiro. -Solo espero que no me destruya la casa...- Decía expresando cierta irritación en su rostro.
-Bueno...- Posteriormente el equidna rojo se retiraba en dirección a la eriza y el científico. Si bien Eggman no le daba buena espina, solo se limitaba a vigilarlo.
-En fin. ¿Qué es lo primero que podemos hacer?.- Preguntaba Tails en voz alta para que los demás integrantes y Eggman lo escucharan.
-Nos mandamos a los puñetazos... ¿Les apetece?.- Decidido sugería el erizo protagonista, a lo que los demás respondían con un inmediato "Dale".
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-¡Es hora de la fiesta!.- Dijo Sonic justo antes de comenzar a arremeter contra Tails usando su característica habilidad, el Spin Dash.
-¡Muy bien, a despegar!.- Decía Tails mientras esquivaba el ataque de su azulado amigo, comenzaba a volar mientras cargaba su cañón de energía para luego disparar en dirección al erizo.
-¡Ahí te voy!.- Knuckles logró atinarle un fuerte golpe al joven zorro con ambos puños desde el aire, resultado del daño colateral producido por su característica habilidad de planear. Cosa que el momento no duró mucho debido a que fue levantado por un ligero tornado, expresando su reacción con suma sorpresa.
-¡Vamos allá!.- Amy de un potente ataque giratorio con su martillo piko piko mandó volando a los tres, haciendo que chocaran con las superficies verticales de la casa; afortunadamente no destruyendo nada.
Por otro lado; o más bien por el lado más apartado; el doctor simplemente quedó como un mero espectador, sentado en el sofá viendo al cuarteto como estos se molían a golpes por diversión; tenía la expresión de la gota gorda pero le entretenía verlos madrearse entre ellos.
Volviendo con la amistosa pelea, el zorro estaba dominando la batalla con su Magic Hand y Magic Hook repartiendo golpes tras golpes de forma continua. Solo para que minutos después ese lugar lo ocupe la eriza, quien rápidamente fue opacada por el puas azul; Knuckles si bien daba puñetazos bastante fuertes, era el más lento y por ende predecible del cuarteto, por lo que solo pudo atinarles escasos golpes cuando más distraídos estaban.
-Uuohhh...- Por consiguiente, el rojo fue el primero en caer, perdiendo sus 10 vidas en cuestión de un tiempo. Desapareciendo completamente para posteriormente reaparecer junto a Eggman sentado también en el sofá.
-Ahí va.- Decía el azulado justo antes de lanzar uno de sus tantos anillos que cargaba consigo, cosa que provocó que la eriza que estaba frente a él cayera en la distracción. Bastó con solo hacer que ella dirija su atención al anillo para segundos después atacarla con un Spin Dash en dirección a dicho objeto para volver a cogerlo, arrebatándole una vida a su compañera.
Pasado un largo rato, el segundo en caer fue el protagonista, perdiendo sus últimas 2 vidas que les quedaban desde que derrotó al equidna, expresándose con un "¿Qué?..." antes de desaparecer y reaparecer en el lugar establecido para espectar.
Finalmente el zorrito, quien anteriormente estaba recargándose, y la eriza se encontraban solos en el area. Tails no desaprovechó ni un segundo, así que rápidamente se dirigió a la rosada para sorprenderla con un ataque fuerte mientras estaba recargándose, pero no ha tomado en cuenta que ella recarga su salud muy rápido, por lo que solo le bastó con que él se acercara lo suficiente para justo prepararse y mandarlo a volar en dirección a una de las paredes con su grán martillo. Sin embargo el dos colas pudo a tiempo aprovechar ese impulso para anclarse a la pared y rápidamente regresar a donde Amy para ahora sí sorprenderla con su Dunk Attack, pegándole fuertemente con sus esponjosas colas. Esto le provocó un daño significativo a la rosadita.
Seguidamente Amy al levantarse logra atinarle unos cuantos golpes al joven poniendo en práctica sus habilidades como boxeadora de pasatiempo, de nuevo mandándolo a volar contra una pared al finalizar su combo con un ataque giratorio gracias a su martillo, esta vez el zorro no tuvo la misma suerte, por lo que el golpe provocado por el Piko Piko y el impacto de la pared lo dejó en un estado crítico. Este se levantó y directamente se dirigió a ella a sabiendas de que eso no le convenía, pero de cualquier forma no tenía muchas opciones; su recarga era mucho peor que el de Amy. Antes de que tan siquiera sacara su cañón de energía, ella ya había provocado un tornado en dirección al zorrito, lo cual fue suficiente para acabar con su última vida, soltando un "Ooouh..." en su último aliento. Dejando a la eriza rosada como la ganadora de esta tan amistosa lucha.
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-Cómo adoro este juego.- Decía el azulito luego de soltar un suspiro de alivio, mientras iba levantándose del sofá. -Bueno, quedan algunas horas antes de la Navidad. ¡Hay que aprovechar!.- Decía entusiasmado y decidido.
-¿Es así como les gusta jugar?... Yo quiero.- Decía el científico, sonando un tanto entusiasmado pero manteniendo esa maliciosa sonrisa y tono que tanto lo caracterizaban.
-Esa es la magia del juego, Doc. Pero dejaremos el segundo round para más adelante.- Respondía el azul ante la declaración del señor.
-Muy bien, en ese caso tengo una idea para pasar el rato.- Dialogó el bigotudo justo antes de levantarse también del sofá. -Afortunadamente para sus inexpertas y endebles cabezas de goma, he preparado algo justo para la ocasión.- Dijo para proceder a sacar algunas cosas de su inventario. Los demás solo se le quedaban viendo mientras se preguntaban a sí mismos qué se traía en manos esta vez.
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En una máquina expendedora de bebidas gaseosas, el mostachón había puesto una agitada junto a las otras que habían ahí, sin que los demás se diesen cuenta. Así que esto consistía en que perdía el que le tocara un buen refrescazo en la cara, ¿Buena forma de comenzar a jugar estos variados minijuegos, verdad?
El cuarteto protagonista elegía cuidadosamente la bebida que posiblemente no les llevaría a un estrepitoso fracaso; afortunada y desafortunadamente para ellos, la cantidad de bebidas era bastante reducida, contando con 5, lo que también cabe la posibilidad de que ninguno pierda, pero aumenta las probabilidades de que suceda lo contrario. En fin, una vez que los 4 escogieron su bebida, desafortunadamente para nuestro equidna favorito, al abrir la lata se llevó la grata sorpresa de ser bien chorreado en todo el rostro ahora pegajoso y gaseoso.
-Ouh, siempre lo mismo...- Decía el fuerte, mientras se acercaba al lavamanos para luego remojarse la cara y así quitarse la bebida que lo manchó. Posteriormente se dirigió a la máquina para escoger el que restaba, viendo como los demás se iban tomando tranquilamente sus refrescos enlatados, uniéndose él también a la refrescante quedada.
-Entonces... Creo que nos la pasaremos muy bien esta noche.- Decía el zorrito amarillo anaranjado luego de haberse terminado la lata.
-Por supuesto, mi querido pequeño rival de IQ, traigo lo mejor para el puro entretenimiento minijueguil, elecciones dignas propuestas por un hombre con un cerebro superdotado como yo, un individuo con un IQ tan alto como el mío.- Presumía el calvo bigotudo, mientras de su inventario sacaba una máquina peculiar; era pequeña, en forma de cubo, destacando encima lo que parece ser un disparador laser; lo dejaba en la mesa, mientras procedía a sacar más cosas.
-Ya... ¿Qué es eso?.- Preguntaba el equidna, como al resto le daba curiosidad ese artefacto cúbico que había sacado.-
-Oh, ¿Esto?.- Dijo el contrario al sujetar dicho aparato. -"EGG-Size, Mini Edition", como su nombre lo indica, sirve para modificar el tamaño de cualquier cosa que apuntes... Hay poco espacio aquí, por eso...- Decía el tirano mientras dejaba su artefacto en el suelo, y lo programaba. Provocando que todos, incluido él mismo, fueran reducidos a 20 veces su tamaño original. -Ahora tenemos mucho espacio para jugar.- Decía el ahora miniaturizado doctor Eggman, junto con los otros personajes igual de diminutos que él.
-Órale, que tremendo...- Decía el rojo, contemplando la ahora, a sus ojos, gigante sala de la casa de Tails.
-¿Si, verdad? Bueno, pasemos al siguiente juego.- Reprogramó el Egg-Size para que justo cuando sacara lo que parece ser una sólida maqueta, esta misma volviera a su tamaño original, siendo obviamente más grande que ellos; lo que parecía ser una erronea decisión por parte del señor, ya que por leyes de gravedad eso iba a aplastarlos a todos, a menos que... -Salten todos.- Los demás le hicieron caso a su orden, cosa que extrañamente los salvó ya que misteriosamente traspasaron la maqueta como si de fantasmas se tratasen.
-Qué cara...- Decía el erizo, ya estando sobre dicho objeto; que por cierto era una maqueta entera del antiguo monumento que se veía en el centro de las místicas ruinas y un poco de sus alrededores, las cuales eran sobrevoladas a menudo por la tan conocida isla flotante; extrañándose por lo que acababa de suceder. -Colisiones del juego, supongo.- Podía ver como el científico asentía al decir eso último.
Procediendo al juego, este era básicamente el pilla y corre; un jugador debía correr tras los otros para tocar a uno, mientras el resto huye de ese pillador, si ese pilla a uno, ese personaje pasa a ser el pillador hasta que toque a otro y así sucesivamente; pero con la peculiaridad de que había límite de tiempo, 60 segundos para ser exactos, y perdían anillos cada vez que eran tocados por el pillador, o por el propio escenario. Por lo que, ubicados en distintos lugares del mapa, el juego ya había comenzado. Por azares, el primer pillador fue Knuckles.
El juego como tal fue muy corto, pero un poco intenso. Cada integrante del cuarteto perdió sus anillos al menos en más de una ocasión, incluso algunos se estamparon con el bong ubicado encima de la estructura a causa de los trampolines ubicados en las esquinas de la gran maqueta. Pero al final el último pillador y por ende el que perdió la partida al acabarse el tiempo, fue nuestro desafortunado zorrito de colores cálidos. Quien fue abducido por Eggman al finalizar la partida.
-Ouh, bueno... Debí haber sido mas rápido.- Decía alegre desde el Egg-Mobile junto al doctor; que estuvo sobrevolando el campo en todo este tiempo; luego de escuchar el "Eres muy lento" de su azulado mejor amigo. Seguido a eso, ellos dos se echaron a reir.
-Bueno...- El equidna pensaba en algo para decir, mientras se la pasaba escalando la estructura de la maqueta con sus características habilidades dignas de un cazatesoros.
-Tenemos mucho tiempo para la navidad, andando.- Dijo el mayor para luego atrapar a los otros con la misma luz, solo que no era para abducirlos sino para juntarlos y así no se separaban, procediendo poco después a mandar al zorrito de nuevo al suelo.
Lo siguiente no difería demaciado de lo visto anteriormente, la gran diferencia era que esta vez eran 3 pilladores contra un solo jugador, mismo el cual debía escapar de esos 3, y que si lo alcanzaban otro de forma aleatoria se volvía el jugador que tendría que escapar, y si lo pillaban la cosa se volvía a repetir. Y así hasta que el tiempo acabe; cosa que no difiere para nada del minijuego anterior, contando con los mismos 60 segundos exactos; siendo en este caso el jugador no pillador el único ganador de este juego tras haber finalizado dicho periodo. Esta vez empezaba Tails, siendo el que tenía que correr.
El juego era muy reñido, todos los personajes eran atrapados más de una vez, y Amy aplicaba todo el rato la táctica de correr alrededor de la estructura, cosa que no le servía de mucho ya que casi siempre la atrapaban. Al final fue Knuckles quien ganó esta partida.
-Por un momento pensé que ganaría Sonic...- Decía el equidna, viendo como Eggman dejaba en paz a los otros integrantes con esa aura de luz.
-No, pero estuve cerca.- Decía el protagonista en conjunto con lo que decía el contrario, reposando una mano sobre uno de los hombros de él.
-Bueno, vayamos al siguiente juego.- Dijo el científico para luego proceder a abducirlos a todos. Para posteriormente llevárselos al congelador de la nevera, cosa que no le costó mucho abrir la compuerta, entrar y cerrarla. Finalmente los deja a todos en el frío y resbaladizo suelo.
-¿Eh? ¿Por qué el congelador parece una cueva helada?.- Preguntaba Sonic al contemplar tal paisaje cerrado y bajo 0 en el que estaba metido.
-Ten, usa esto.- Tails de inmediato le otorgó una bufanda al azul, junto con algunas vendas.
-Uhm.. ¿Gracias? Pero si no podemos pasar frío.- Le agradecía y a la vez decía extrañado a su mejor amigo por las cosas que le dió.
-Shhhhh, tú solo úsalos.- El contrario comenzaba a susurrarle. -Es para que la trama tenga algo más de sentido.- Siendo para nada sutil con romper esa frágil cuarta pared, le insistía al azulito que los usara, mientras se colocaba su cinturón de herramientas y sus gafas de piloto.
-Oooh... Vale.- Haciéndole caso, el erizo iba vendándose los brazos y piernas, y se colocaba aquella bufanda que el zorrito le dió, solo para posteriormente despeinarse un poco las púas. -Opa, listo.- Decía sin más. Los demás de igual modo iban colocándose lo que el joven zorro les fue dando, excepto Amy; a ella le gustaba más usar su vestido y botas, así que simplemente prefirió andar así.
El siguiente juego consistía en correr y detenerse, dependiendo del doctor, mientras no los esté mirando pueden moverse, sin embargo si se giraba y veía a alguno moverse, automáticamente el jugador perdía y en este caso como castigo acababa congelado. ¿No te resulta familiar este juego?
Una vez comenzado, los 4 iban con sigilo a paso lento pero seguro, pese a que a veces el resbaloso suelo les complicaba el quedarse quietos cuando tocaba. Eventualmente Amy fue la primera en caer congelada por el rayo congelador que había sido instalado en la pequeña nave voladora del doctor, seguido de Tails con algunos minutos de diferencia. Los otros dos compañeros de batalla lo tenían muy claro, ambos sabían cómo ser muy frenéticos. Pero al final ganó el erizo por haber sido mas rápido.
-Pan comido.- Había dicho el púas azul tras llegar con Eggman. Estaba feliz, pero de inmediato se alejó a paso lento del doctor, cambiando su expresión a una molesta e indiferente, cruzándose de brazos, a petición del zorrito quien estaba haciéndole señas para que lo hiciera.
Por otro lado, el equidna con guantes de boxeador se encargaba de liberar tanto al zorro como a la eriza de aquella congelada prisión del cual el científico los había encerrado por perder en el juego anterior. Así mismo este los preparaba para el siguiente juego, además de haber preparado el helado escenario por igual.
Dicho juego trataba de conseguir anillos, sea rompiendo las rocas de hielo que estaban esparcidas por todo el escenario o lanzando esas mismas rocas a los otros jugadores para quitárselos. Ganaba el que más anillos conseguía, dentro de los 45 segundos que se proponía a realizar tal hazaña.
La competencia estuvo un tanto complicada para todos, Sonic fue el que más anillos perdía y por el contrario Knuckles era el que recolectaba más, y así fue durante los primeros 20 segundos. De repente la rosada le iba quitando anillos al fortachón a diestra y siniestra, mientras evitaba constantemente los piedrazos congelados por parte de nuestro querido zorrito. El protagonista solo se la pasaba recuperando la cantidad de sus anillos a base de quebrantar bloques deformes de puro hielo, cosa que al final cuando se acabó el tiempo logró ser el segundo en recolectar más anillos, siendo superado por su rosada amiga, o presuntamente su interés amoroso.
-Jeje, buff... Me divertí mucho. Pero ya me está aburriendo el seguir en el congelador.- Decía un Knuckles animado, mientras se dirigía a la compuerta de dicho congelador, para posteriormente de un potente puñetazo abrirlo, para posteriormente salir y bajar poco a poco dejándose caer mientras se enganchaba a la superficie vertical del refrigerador.
Los otros también bajaban de diversas formas: El erizo cobalto se deslizaba como lo haría un robot bombardero azul, cosa que era prácticamente el mismo movimiento que el equidna maniobró, solo que era mucho mas rápido en bajar que él. Posteriormente el zorrito simplemente bajaba volando progresivamente, girando sus dos colas mientras que la Amy hacía lo mismo pero con su martillo Piko Piko, aunque para evitar los mareos prefirió girarlo sobre su cabeza, no era tan efectivo hacerlo pero bajaba mas rápido que Tails. Aunque todos podían bajar de un salto y ya, pero como siempre les encanta lucirse. ¿Y qué hay de Eggman? Bueno, él simplemente bajaba con su Egg-Mobile, cerrando antes la compuerta del congelador por ser el último en salir de dicho aparato electrodoméstico.
Una vez abajo, el doctor tenía algo más preparado para ellos. -Bueno, ¿Se lo están pasando bien? Porque este es el último juego en el que van a participar.- Diciéndolo sin nada de empatía y con algo de malicia y crueldad, costumbres bien plasmadas de un malévolo genio.
-Bueno, ¿Quién dijo que esto iba a durar...? ¡¡Uououoooohhh!!.- Fue lo último que dijo el zorro, antes de siquiera haber formulado la pregunta, el científico ya estaba reescalando su tamaño al que tenía originalmente, y mientras les daba a los demás unas armas especiales para esta ocasión, daba inicio al último juego propuesto por el doctor.
Esta última partida abarcaba un 3 contra 1, el gigante para ganar tendría que aplastar a los 3 pequeñitos, y por el contrario los diminutos debían derrotar al gigante a base de escopetazos de corcho. Todo dentro de los ajustados 60 segundos que retaba a los jugadores en ganar.
Como en este caso el gigante era Tails, tenía una gran ventaja al resistir y tener la capacidad de literalmente aplastarlos, pero su velocidad para los demás era muy sosa, así que estaba equilibrado. Por otro lado, Sonic, Amy y Knuckles eran los que aún diminutos eran, pero tenían forma de atacar a distancia y eran mucho más rápidos que el colas. No se podían acercar mucho al gigante debido a que los puede aturdir saltando y creando una onda expansiva a su alrededor al aterrizar, por lo que tenían que cuidarse mucho.
-Jeje, esto es divertido.- Decía el joven colitas, mientras se divertía jugando... -Uouoohh...- Hasta pasados los 25 segundos que casi la liaba; se tambaleaba por no acostumbrarse a su tamaño, y casi se caía de espaldas hacia el árbol y los regalos, arruinándolo por completo de no ser por sus amigos que estaban para ayudarlo.
-¡Sostente amigo!.- Decía Sonic, que junto a Knuckles y Amy le disparaba a la espalda de su mejor amigo para darle impulso suficiente como para poder equilibrarse, cosa que así lo hizo, salvando dicha decoración de su casa.
-Oooouuuoh... Gracias chicos.- Agradecía el grán zorro anaranjado. Pero como recordaba que esto era una competencia, aprovechó para saltar y caer generando la onda expansiva aturdidora, cosa que esto hizo que los demás se dieran cuenta así que escaparon, salvo por el equidna quien cayó aturdido por esa maniobra, lo que literalmente le dió paso al Tails para aplastarlo, siendo el rojo el primero del trío en perder.
Luego le seguía el protagonista, quien por un descuido fue directamente con el zorro gigante mientras lo atacaba a escopetazos, y no había contado que lo podían aturdir, así que fue fácil para Tails el aplastar a su mejor amigo. Quedando de nuevo con la eriza rosada, como era la única le fué pan comido; le quedaba muy poca vida, pero eso no fue suficiente; Por lo tanto fue declarado Tails como el merecidísimo ganador de esta partida.
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-Ja, fue bastante sencillo.- Alardeaba el jovencito, mientras podía observar cómo los demás volvían a sus tamaños originales gracias al aparato del mostachón.
-Vaya suerte has tenido, amiguito.- Le decía nuestro protagonista a su mejor amigo, quien ahora con la estatura restaurada, iba reposando el codo sobre uno de sus hombros.
-No sé ustedes, pero ahora que recuperé mi tamaño, me dieron unas tremendas ganas de repartir puñetazos.- Decía el fuerte pero torpe equidna rojo, decidido preparaba los puños, a sabiendas que los demás podrían acceder.
-Adelántense, yo iré a cambiarme.- Decía la rosada, para luego dirigirle de reojo la mirada hacia su erizo azulado. -Sonic... De paso, necesito hablar contigo.-
-Eh... Ya voy.- Entendiendo el mensaje pero incapaz de comprender, se acercaba a ella. -Esta se los dejo, chicos. Yo estaré un tiempo fuera por ahora.- Dijo por última vez, antes de subir las escaleras con su presunta pareja, con lo cual lo último que se les escuchó fue la eriza diciéndole a su amado "Estuviste mirándome".
Quedando solamente el zorro, el equidna y el científico, los tres decidieron unirse a la fiesta de batallas. Dando inicio al segundo round de esta partida que ya tardaba en llegar.
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Ni bien comenzando la batalla, Eggman iniciaba tirando unos cuantos misiles rastreadores hacia sus dos contrincantes. Cosa que estos esquivaban algunas pero se tragaban otras, quitándoles mucha vida. Lo que los obligó a distanciarse mientras se recargaban y recuperaban salud, aparte de esperar a que ambos brillen para arrebatarle una vida de un solo ataque especial.
Dando por hecho que esta ronda será mas corta que el anterior por el hecho de que todos iniciaban con 7 vidas, el mostachudo no desaprovechó ninguna oportunidad, por lo que sacaba todo su arsenal de armamento para atacar; misiles, balas, hasta su Egg-mobile lo configuró en su modo batalla cuerpo a cuerpo, por lo que ahora tiene brazos y piernas para luchar de todas las maneras posibles.
-¿Todo eso no destruiría mi casa?.- Preguntaba el zorrito mientras iba tras el científico.
-Nah, la lógica del videojuego nos salva. ¡Además, así es más divertido!.- Decía entusiasmado el Knuckles sin miedo a las consecuencias sobre romper la cuarta pared, para luego proceder a darle un golpe a Eggman que lo deja volando, quitándole su primera vida.
Prosiguiendo con la pelea, tanto Tails como Knuckles lo tenían muy reñido con lo roto que estaba el villano, pero aún así lograba quitarle vida tras vida, aunque fueran ellos los que perdieran más que él. El pequeño genio hasta llegaba a pillarle desprevenido al señor con su Magic Hand, y el equidna pese a que era lento lograba darle unos cuantos golpes ya que la velocidad del doctor no difería mucho de la del equidna.
A tan solo una vida, y tristemente perdiéndola como cosa de nada, el joven anaranjado fue el primero en caer, dejando al equidna en solitario contra él; ya que por si el lector no se había dado cuenta, esta vez era un dos contra uno por razones más que evidentes.
El rojo fuerte no desaprovechó ninguna oportunidad, daba todo lo que tenía para ofrecer, logrando arrebatarle unas cuantas vidas al científico pese a que recibía balas y misiles a diestra y siniestra, sin mencionar los ataques directos del mismo.
Parecía que Knuckles iba a ganar, mandándolo a volar a cada rato y reventándolo con sus golpes y piedras grandes que sacaba de la nada. Pero desafortunadamente para él no fue así, por lo que con tan solo 2 vidas Eggman se corona como el ganador de esta ronda.
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-Hohoho, que buena forma de desestresarse.- Expresaba el ganador, guardando todo su arsenal y restaurando su nave quitándole el modo de combate. Mientras veía a aquellos dos recuperarse de toda la paliza que habían recibido.
-Ya... Al menos te hubieras auto-nerfeado un poco.- Reiterando el zorrito al no estar tan de acuerdo en combatir a puño limpio con una maquinaria bastante rota. Y a todo esto, se le podía notar que una de sus orejas se movía ligeramente, ya que pudo captar algunos gritos ligeros y jadeos de mujer que aparentemente provenían del piso superior. Sin embargo, a nuestro simpático amiguito no le dió importancia alguna; de por sí, provocaron mucho ruido durante toda la batalla, por lo que pensaba que era su imaginación.
El equidna simplemente no dijo nada, solo se quedó recostado en el sofá, mientras terminaba de recargarse para solo descansar con una sonrisa tranquila.
Tranquilidad que no le duró mucho, ya que al cabo de unos minutos los erizos bajaban por las escaleras. Se les notaba algo cansados y estaban sudando, además de que cargaban algunos regalos.
-¿Okeeeeeey, qué estuvieron haciendo?.- Ignorando un poco los regalos, el zorrito notaba el estado en el que se encontraban ambos tórtolos.
-Huff... Amy me pidió que la ayudara con unos regalitos.- Decía el cobalto mientras en conjunto con la eriza dejaba los regalos junto al árbol navideño. -Se le habían olvidado.- Explicaba muy contento.
-Si, menos mal. Los hubiera dejado para la navidad del año que viene.- Decía la chica en broma, aunque se le notaba un poco extraña, por algunos comportamientos irrelevantes que mostraba.
Knuckles, por su parte, terminaba levantándose del sofá, para luego preguntar... -Bueno... Aún quedan 2 horas para la navidad.- No sin antes ver el gran reloj postrado sobre una de las adornadas paredes de la casa. -¿Qué hacemos ahora?.-
-¿Jugamos con el Pinball?.- Decía el azulado, mientras se acercaba a la máquina de Pinball, pero iba quitándole las 3 bolitas que de por sí tenía dicha máquina.
-Claro.- El genio no-malvado lo miraba. -Pero...- Iba a preguntar, sin embargo fue interrumpido por su mejor amigo, quien decidido preparaba y encendía la máquina.
-Eggman, ya sabes lo que toca.- Dirigía su atención hacia su némesis de toda la vida, quien rápidamente volvió a reducirle el tamaño al cobalto mientras este, en su forma de bola, iba encogiéndose, entrando con suma facilidad dentro de la máquina tras haber finalizado el proceso, quedando a proporciones equiparables a las de las esferas que estaban anteriormente en el Pinball.
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En esta ocasión, Tails era el que manejaba los flippers, y como sabía jugar bien a este juego, ganaba muchos puntos usando a su mejor amigo como una bola. Con el tiempo los demás se asombraban con los puntos que ganaba el zorrito de una sola partida, representando ese número en la pantalla ubicada en la parte superior del Casino Night Pinball.
Así mismo, le preguntaban cómo era tan bueno, a lo que el zorrito solo les respondía que era pura práctica, prueba y error. Se notaba que en sus ratos libres se la pasaba jugando en la máquina de Pinball.
Por otro lado, el diminuto erizo se la pasaba de bomba en ese "grán" lugar, a pesar de que se la pegaba con todo, eso no le afectaba. Le llenaba de cierta nostalgia todo el decorado de la maquinaria.
Aunque esto no diera para mucha explicación; solo iba ganando puntos a base de golpear la bola azul contra prácticamente cualquier superficie del interior de la máquina, y evitando que Sonic caiga en la retina inferior; el tiempo pasaba volando. Por lo que, de tanto jugar, el zorrito se aburrió y dejó de jugar, dejando que aquel diminuto cayera. Los demás intentaban en su propio turno superar el record, pero ninguno lo conseguía, aunque dieron lo mejor de sí.
El juego acabó con Sonic saliéndose de la máquina, siendo reescalado a su tamaño original y con la máquina restaurada. El zorro le preguntaba si estaba bien, a lo que el contrario le respondió afirmándolo, pese a haber experimentado ciertos mareos. Aunque eso no le quitarían las ganas de volver a repetirlo algún día.
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-Bueno.. Fue super divertido.- Dijo el erizo, para posteriormente acercarse a Eggman y decir... -Pero es hora de que el doctor se vaya.- Decía animado, mientras empujaba al señor hasta la puerta, con toda la alegría del mundo.
-Oye oye, espera.- Interrumpía el zorrito amarillo, posicionándose frente a la puerta. -No nos olvidemos del amigo secreto, ¡El amigo secreto!.- Arruinando todo rastro de felicidad que el erizo llevaba consigo en el momento, le hacía recordar lo que el azulado creía que ya con todo lo que sucedió iba a ser olvidado. Pero para su mala fortuna, no fue así.
-Oh...- Algo desilucionado por al fin librarse del problemático científico, lo dejaba en paz. -Cierto... Pero no sé quien...- Preguntaba el erizo, iba a formularla completamente de no ser por la eriza quien estaba susurrándole a quién debía regalarle algo. -Oh.. muy bien.- Contrario a lo que muchos podrían pensar, el cobalto se dirigió al equidna y de su inventario sacó tal regalo que traía desde un inicio. -Ten.- Le entregó dicho regalo sin decir nada más.
-Eh... Gracias amigo.- Lo recibió sin rechistar, mientras mandaba volando el regalo que le tenía preparado a Tails, cosa que cae en la cabecita del pequeño zorrito, atrapándolo poco después de eso.
-Que bien, gracias.- Animado decía el jovencito, posteriormente se había acercado a la eriza rosada para entregarle su regalo preparado.
-Ahw que dulce.- Respondía muy animada la Amy, mientras aceptaba con mucho gusto el regalo del zorrito.
-Jeje, no es nada... ¿Y donde está tu regalo?.- Preguntaba curioso el enano, dirigiendo su mirada aparentemente por todos los sitios posibles.
-Oh, no te preocupes. Ya le dí a Sonic mi regalo.- Sonrojada lo presumía, mientras tapaba sus mejillas con ambas manos, volviendo a comportarse un tanto extraña, mirando al erizo de reojo con cierto toque pícaro.
El erizo no respondía a ello, solo asintió y sonrió tranquilamente. Poco después dirigió su mirada hacia el señor. -Vaya vaya, me parece que no recibirás ningún regalo, doctor.- Se lo recalcaba, mientras se acercaba indiscretamente a él.
El científico, un poco irritado por su actitud tan burlona, se mantenía firme debido a que le daba muy igual. -Bah, tampoco traje regalos para nadie... Creo que he perdido mi tiempo, mejor me voy.- Desinteresado, el bigotudo estaba a punto de cruzar la puerta. Pero algo, o mas bien "alguien", lo detuvo.
-Si, vete a seguir perdiendo el tiempo. Como todas las veces que has intentado dominar el mundo y fallabas estrepitosamente.- De repente el tono burlón de Sonic pasó a dar un toque de seriedad, mirando amenazante al doctor.
-... ¡¿Qué!?.- Exclamaba un señor ya molesto, volteándose y acercándose al erizo. -Para tú información, no me estaría esforzando tanto en eso una y otra vez, si TÚ no estuvieras ahí para arruinar mis planes.- Le reclamaba al protagonista azulado de un solo metro.
-No te hagas el que yo soy el villano, porque en lo que a MÍ concierne, soy el héroe que debe evitar que el malo gobierne la Tierra entera.- Decía el contrario con los brazos cruzados, y con una mirada de suma indiferencia.
-Todo será mejor cuando domine el mundo, así me deshago de idiotas como tú que solo sirven para molestar.- Ya fuera de sí, parecía que el doctor no daba para más, por lo molesto que se encontraba.
-Oigan oigan, cálmense.- Saltó a decir el rojito, posicionándose en medio de ambos. -No estamos aquí para pelear, ¿Si? Estamos para disfrutar en compañía.- Sabiamente relataba el equidna, con la intención de calmarlos.
En eso, soltó un fuerte suspiro por parte del viejo. -Ya estoy harto de estos estúpidos juegos...- Decía Eggman tras haber hecho algo con uno de sus aparatos que traía en mano. -Y mentí, si traje un "regalito", y para tí, Sonic. ¡HAHAHAHAHAHAHAHA!.- De repente comenzó a reirse como el desquiciado que es, mientras una música conocida empezaba a sonar.
-¿Qu...?.- Al erizo le resultaba familiar, pero fue incapaz de terminar lo que iba a decir, debido a que tanto él como los demás sintieron un fuerte temblor, lo que provocó que poco después algo enorme se estrellara con la casa destruyéndola completamente y dejando un crater a su alrededor. Obligándolo a cubrirse y cubrir a sus amigos de los escombros. Notando mejor la música, comenzó a sonreir. -¿Este facilón? Ya lo derroté antes y fue pan comido.- Decía mientras se levantaba del lugar en el que estaba, junto a sus otros 3 amigos.
-No exactamente.- En el aire se encontraba Robotnik en su Egg-Mobile, mientras sobrevolaba el destruido escenario. Pudiéndose apreciar como esa gran esfera iba desprendiéndose y elevándose, hasta ya estar reconocible para nuestro protagonista.
-Aaahh la Tierra con brazos.- Decía algo desinteresado el azulito. -¿Es lo mejor que tienes?.- Preguntaba tan burlón y retórico como acostumbraba.
-Eso se llama "Globotrón", y esta vez viene equipado con mejoras.- Decía mientras con su Egg-Mobile se introducía en el mejorado robot, ahora teniendo la capacidad de controlarlo de manera más directa. -Conmigo incluido.- Presumía el científico al final.
-Mi casa... Sabía que me la destruirían...- Lamentaba el zorrito, y bastante fuera de lugar en la escena se secaba sus pequeñas lágrimas de depredador.
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La batalla comenzaba, y ni más ni menos sus amigos estaban para ayudar. El zorrito colocando anillos alrededor del area de combate, aunque desafortunadamente el robot lo atacó y no le dió tiempo de esquivar, perdiendo sus anillos pero recuperándolos en poco tiempo.
-¡Ja! Lo derroté una vez, y lo puedo volver a hacer.- Decía el erizo para comenzar a realizar un Spin-Dash, impulsándose hacia un lado mientras recogía los anillos repartidos y girando al rededor del Globotrón. El cual intentaba golpearlo con sus brazos. Cosa que el azulado aprovechaba para atacarlo, mientras algunos Wisps venían de igual forma a ayudarlo.
La lucha fue larga e intensa, estaba claro que el robot tenía mucha más resistencia que la anterior vez, y con el poder colorido de los Wisps no le suponían un insta-kill para tal aberración. Hubieron ocasiones donde el erizo se vió obligado a subir por medio de trampolines rojos que sus amigos posicionaban, debido a que el robot se elevaba demaciado, y para bajarlo debía usar el Blue Cube sobre la superficie del Globotrón.
Después de tantos golpes limpios y usando diversos Wisps, el grán robot volvió a enloquecerse como la otra vez, comenzando a sonar la alarma y acelerando intensificadamente el tema musical de batalla de este jefe, señal de que le quedaba poca vida. -¡No! Esto no puede estar pasando... Activando los sistemas de emergencia.- Decía el señor en señal de desesperación.
Mas allá de eso, los patrones eran más intensos, a Sonic le costaba mantener sus anillos a flote. Pero pese a todas las complicaciones, pudo derrotar a la maquinaria entera, dejando al doctor frustrado porque una vez más detuvieron sus planes, esta vez de callar a Sonic para siempre.
Con el robot ya explotando, Robotnik poco a poco se retiraba, pero le apresuraron esos planes por Sonic, al dejar que el equidna se encargara de mandarlo lejos. -¡ME VENGAREEEeeee...!.- Fue lo último que había exclamado antes de desvanecerse y fundirse con el hermoso cielo nocturno, el cual yacía iluminado debido a las decoraciones de las demás casas.
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Soltando su último suspiro, el erizo observaba una vez más la destrozada casa de su mejor amigo, el cual se lamentaba en parte por todo lo sucedido. -"¿Qué es lo peor que podria pasa...?" ¡Aahg!.- En tono de burla repetía las mismas palabras que la eriza le había dicho desde el inicio, cosa que no le salió bien debido a que ella misma lo interrumpió, lanzándole su martillo bien a la cabeza.
-¡Te callas!.- Exigía una Amy molesta, y con justa razón ya que se había esmerado tanto en organizar y preparar prácticamente todos los regalos. Todos destruidos. -Ouhm...- Su expresión cambiaba a una triste y llorica.
-Bueno... Al menos el árbol sigue intacto.- Decía el equidna, tras sacar un televisor con una imagen de un decorado arbol de navidad, cosa que lo había puesto en el suelo y luego lo destruyó con sus piés, para restaurar el arbol que probablemente hubiese sido carbonizado o directamente destruido a causa del daño colateral producido por el choque y la destrucción del hogar zorruno.
-¿Cómo...?.- Interrogaba el Tails confundido, mientras veía el arbol completamente intacto... Con la destrucción de toda su casa, sus ánimos estaban por los suelos, por lo que no podía pensar con claridad.
-Simple: Mientras nadie miraba, por precaución encerré el árbol por si algo como esto iba a pasar.- Explicaba rápidamente el rojo a sus amigos... Justo después comenzaba a escuchar los campanarios, indicando que eran las doce, señal de que ya era navidad. -Jeje, hora de abrir los regalos.- Contento el Knuckles abría el suyo, llevándose la sorpresa de que eran unas pesas. -Eh... Por eso era algo pesada.- Dijo muy aclarado con lo que vió.
-Como no sabía a quién le tenía que regalar algo, fue lo primero que conseguí...- Reía un poco nervioso el azulito. Pero se lo tomó con más calma al ver que su fuerte amigo le había encantado dicho regalo.
Seguido a eso, finalmente los demás abrieron sus propios regalos. Si bien su navidad acabó por los suelos, el espíritu navideño los acompañaba sin cesar. Y a saber qué clase de aventuras se podrían planear, ya que esto es como un cuento de nunca acabar.
┍ ⊶ ⭗ ⊶ ⋯ ⋯ ⋯ ⊰ ⭗ ⊱ ⋯ ⋯ ⋯ ⊷ ⭗ ⊷ ┑
Bueno, eso fue todo. Hubo contenido que se tuvo que recortar por falta de tiempo, por lo que así quedó... De todos modos, espero que les haya encantado esta historia que, de hecho, la hice para un evento en una comunidad de Amino, pero como quedó en nada la publico por aquí. (-v- )
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